martes, 9 de diciembre de 2008

Experiencias personales: De como me hago racista (parte 5).


La última fue el que nos cansamos de pagar 45 euros al mes por tener Internet en el balcón con señal muy baja. Después de decirle varias veces que moviera el router decidimos dejar de pagarlo y directamente robarle la señal, total, el resultado era el mismo. El casero acabó enterándose y apagándonos el router pero no encontró el botoncito hasta la última semana de nuestra estancia allí.


Tuvimos que aguantar cabronadas tales como el que nos abriera el correo o el que un día viniera a decirnos que el balcón estaba sucio y que lo barriéramos. Yo le dije que estábamos comiendo, que lo barreríamos. A lo cual respondió con su argumento de siempre “Vosotras venís de un país extranjero y creéis que aquí podéis hacer lo que os dé la gana, pues habéis venido aquí y aquí las cosas no son como en vuestro país, esto es una falta de respeto… sois Españolas… si fuerais francesas…” “No tienes huevos ni a mirarme a la cara mientras dices eso, negro de mierda”.


Y así nació mi primer pensamiento racista.


Acto seguido mi compañera de piso dejó de comer y se puso a barrer.


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